Other way [Privado] {+18}

Aquella caminata nocturna había sido algo larga, pero he de decir, que no termine agotada. Quizás era lo que me hacia falta para desentumirme. En el trayecto a la vinatería no se había oído un solo ruido; yo no había abierto la boca, y tampoco parecía que el chico que apenas conocía hubiera dicho algo, solo podía escucharse la fría brisa que acariciaba mi piel tan suavemente, haciendo que mis mejillas se pusieran levemente rosadas y los tacones de mis botas negras en el asfalto.

Compramos aquella bebida tan cara, y nos fuimos sin más, creo que la facilidad con la que caminaba por las calles había delatado que en verdad si había salido anteriormente de la mansión por la noche ¿Qué estaría pensando Tsumuru de mí?
¿Qué era una mentirosa? Probablemente, pero eso no me interesaba, yo casi podría asegurar que el mascaba que era solo un juego mío desde que aun estábamos en el sótano. Yo traía aquella botella en una bolsa ecológica, colgando de mi mano, y entonces note que estábamos cerca de un callejón que, por más espeluznante que fuera, era una forma un poco rápida de llegar a Letal Candy. Me detuve unos segundos frente a ese camino y sonreí ampliamente, incluso con algo de soberbia.

-Tsu-kuu, ven por acá, encontré un camino un poco mas corto- le llamé por primera vez en todo el camino, mirándole y haciéndole una seña de que se acercara, mientras que yo daba algunos pasos hacia ese oscuro y neblinoso pasadizo –No te preocupes, es seguro, solo es un poco mas… tétrico que las calles- rei un poco, alborotando mi cabello.

Es verdad, aquella era una noche fría, y la gente prefería quedarse es casa para calentar sus débiles cuerpos temblorosos, no había siquiera un delincuente afuera, y apuesto a que el tipo de la licorería no pudo evitar sorprenderse al vernos afuera, y a mi me debió juzgar loca por usar un vestido tan descubierto sin quejarme, pero ¿Qué se podría hacer? Ese clima me sentaba bien, me pregunto si Tsumuru también se sentía placido por dentro…

El silencio fue quien se impuso entre la extraña pareja pues las palabras no surgieron de la boca de ninguno. Haciendo que el resonar de los pasos de cada uno fuera la única canción que se escuchara en el lugar. Algo que aburría bastante a Tsumuru, él quería algo de distracción y uno de los motivos por el que quiso ofrecer un paseo nocturno a la rosada chica fue para encontrar diversión buscando nada en especial. Solamente elementos que cautivaran su escasa atención fuera como fuera, solo quería que ese aburrimiento de disipara de su cuerpo.

Sus pasos le llevaron hasta una tienda abierta las 24 horas para comprar aquel licor que anteriormente Tsumuru había exigido que trajera ante él. Pero en vez de ello ella fue quien le llevo hasta ese lugar para buscarlo. Una acción que le haría enfurecer pero al tratarse de Sheena, haría una excepción pues quería comprobar hasta que punto llegaría a arriesgarse a jugar con él ¿Arriesgaría su vida por unos minutos de libertad? se preguntaba el chico al mirar de espaldas a la joven, sonriendose por la forma en que podría arrebatarle la vida si le decepcionaba pero de momento lograba contentarle, sus tretas y juegecitos eran persuasivos y bastante intrigantes. ¿Que aguardaría en su siguiente movimiento?

-¿ A caso tienes miedo de estar conmigo? - le pregunto el chico burlándose de ella mientras avanzaba en sus pasos cortos, sin prisa alguna para adentrarse en tal oscuro camino escaso de toda luz, un lugar perfecto para acometer asesinato si fuera necesario. Pero no quería hacer nada de eso, estaba resultando entretenida la noche y dejaría a la chica volver sana a casa - un oscuro camino para un perverso ser... irónico, ¿no crees? - le pregunto cerrando sus ojos, mientras reía bajo.

El camino era poco visible y el clima bastante frío aunque en nada debía afectar a ese joven dragón. Estaba acostumbrado a todo tipo de tiempos y aquella noche no sería una excepción para él y su cuerpo cual sentía bien. Solamente el desear beber vino era lo único que le afectaba por el momento pero se negaba a ello... Quería seguir caminando sin detenerse, escuchando los sonidos nocturnos de gatos maullar a la luna y de latas golpearse por si solas, sonidos poco convencionanles para dos personas acostumbradas al calor del hogar.

Ese camino tan sombrío, parecía hacerse cada vez mas angosto, había algo de basura, y a causa de un par de alcantarillas en el, se llenaba de pequeñas nubecitas de vapor, algunos gatos husmeaban cerca, maullaban y se erizaban; aquel parecía un escenario de una película de gangsters, y si aquello en realidad perteneciera a una, nosotros estaríamos por ser asesinados misteriosamente, ¿o es eso algo muy cliché?

Había algo de agua en el suelo, ese lugar estaba bastante húmedo, así que no era de extrañar si salpicábamos por momentos al caminar, pero sin embargo no era tanto. Pero, había algo que llamo mi atención desde la primera vez que lo había visitado; podría ser que ese callejón estuviera en mal estado, pero no había un olor desagradable flotando, ni de basura ni de algún animal muerto, el aire seguía tan puro e intacto como en cualquier otro lugar, y eso era algo por lo que agradecer.

A simple vista, la callejuela parecía ser muy larga, pero en realidad, caminando por ahí en vez de por nuestra primera ruta, se reducía el numero de vueltas. El chico hizo una especie de mofa en forma de pregunta, a lo que le mire con una sonrisa divertida mientras mi caminata se volvía ligeramente mas lenta.

-¿Parece que yo este asustada, cariño?- mi femenina risa se hizo presente; unos pasos mas adelante una lata de soda se cruzó en mi camino -¿Irónico? Probablemente…- pateé la lata, segura de que no sucedería nada. Pero al salir volando, un insecto, un grillo, dio un gran brinco hacia la adelante, alejándose de mi hasta desaparecer. Yo les tenía fobia aquellas creaturas tan asquerosas, y al verle saltar no pude evitar asustarme y chocar mi espalda contra una de las paredes con brusquedad. Lleve mi mano derecha a mi boca, aguantando un grito (que sin duda seria digno de escandalizar a los vecinos) mientras que la otra se volvió un puño que reposaba en mi pecho. Ligeramente acelerada y con los ojos bien abiertos, mire hacia donde estaba ese bicho. Enseguida mire a Tsumuru, esperaba que no se estuviese burlando ya de la chica que hace unos segundo lucia tan segura, destape mi boca y baje la mirada. Mi cara se había sonrojado, mostrando una faceta inocente y apenada que nunca solía mostrar -Siento…haber hecho eso- suspire, desviando la mirada hacia otro lado -¿Podrias, tan solo, guardar mi secreto?...- me mantuve parada, pegada a la pared, eso había sido muy vergonzoso, y lo seria aun mas si mi publico y conocidos se enteraban de ese miedo mio…

Me importaba bastante que la gente no se enterara de mis debilidades, mas de lo que a la mayoría de la gente podría asustarles. Y si eso era así, era porque la imagen que yo misma me había construido frente a la gente, público y conocidos… mostraba a una jovencita fuerte, innovadora, lista para toda clase de retos. Y si ellos se enteraran que le temía a cosas tan pequeñas, quien sabe que podrían llegar a pensar, y yo no estaba dispuesta a averiguarlo.

El rubio chico se había adelantado, mientras que yo seguía pegada al muro de ladrillos naranjas y con la cabeza ligeramente baja. Mis manos ahora estaban a mis costados, y mi pierna se había flexionado hasta también apoyarse en la pared. Mi respiración era bastante profunda, y los latidos de mi corazón parecían los de un pequeño colibrí, pero en un par de minutos mi ritmo cardiaco volvió a ser normal.

-No hay problema, puedo pagarte lo que sea- le dije con seguridad a la vez de que daba un gran suspiro y daba un par de pasos para quedar a sus espaldas -Así que... solo debes decirme que tan grande es la deuda- saque del bolsillo de mi chaqueta una cartera delgada y negra, con algunas tachuelas en ella, y al abrirla comencé a contar el dinero que había en ella, mientras que le seguía el paso a Tsumuru. Mi sonrisa se había vuelto a pintar en mi coqueto rostro, ¿Y como no? Si ahora sabia que el podría guardar el secreto -Aunque, si quieres algo bastante caro, deberemos volver a la mansión para tomar algo mas de dinero…

Mi mirada fosforescente se situó en el, buscando que me diera una señal, el rubor también se había ido, y yo me mantenía parada por detrás de el. Sin duda, aquella noche había resultado muy interesante, y todo gracias a ese egocéntrico personaje que, se cruzó en mi camino gracias a su deseo implacable de oír mi melodiosa voz.

Le resultaba bastante graciosa la idea imposible de intercambiar palabras con alguien que no fuera mas que consigo mismo, pues durante siglos en que estuvo ejerciendo un reinado déspota, sin importar la opinión de la personas e incluso ignorando el sueldo del ejército, como un auténtico dictador mas grande incluso que el mismo Napoleón. Figura que respetaba el egocéntrico dragón por el trato que ofrecía a los suyos, disfrazando falsas recompensas en verdaderas maquinaciones para aumentar el poder que ejercía sobre europa. Algo que le fascinó pero que a su vez le inspiró para engañar a las personas con simples baratijas para utilizarlas aunque aquella noche esos trucos no serían necesarios para esa pobre chica.

Las palabras de la pelirosa eran curiosas y algo delirantes para el orgullo del seguro Tsumuru, pues este si mal no le engañaban sus oídos logró entender que Sheena ofrecería una recompensa con la cantidad de dinero que fuera suficiente, como un chequet sin fondos al cual añadir tantos ceros como uno quisiera. ¿A caso una cantante de Letal Candy cobraba millones por ofrecer un canto a unos expentantes babosos a la espera de conseguir sucios tratos? Era una curiosa incógnita que resolver.

- las montañas no se comparan en la magnitud de mis posesiones de oro, el mar no alcanza el suficiente tamaño para hundir mis posesiones - respondió de una forma sonriente después de querer que ella le ofreciera algo a cambio, aunque no lograría conseguirlo. Aunque el resonar de algunas monedas en la cartera de la chica le fue como escuchar una nana que le tranquilizo un poco... en ocasiones eran extrañas las actitudes del chico que ignoraba como esta se acercaba a él a espaldas - de nuevo arriesgas tu vida... ten en cuenta que mi paciencia tiene un límite - dijo caminando con los ojos cerrados, concentrado en el tranquilizador sonido de esas monedas - así que mas vale que valga la pena esa recompensa querida, no todos pueden volver a ver la luz del siguiente día -

Los deseos eran infinitos en la ambición de Tsumuru, no conocía fin en sus ganas de tener en su poder todo lo que sus ojos contemplaban y menos sería la melodiosa voz de la chica que logró cautivar, calmar e incluso tentar al chico el cual ahora continuaba caminando mientras extendía una de sus manos con la palma abierta invocando una pequeña navaja dorada, esperando que ella entendiera que con esa arma abriría la botella de alcohol que portaba y que ella tendría que servirle. Después de todo el trato seguía en pie.

-Entonces dime, Tsumu-kuu, ¿que te podría interesar que yo te ofreciera como recompensa? Después de todo, mi voz es algo que ya tienes para tus ratos de aburrimiento pero… deberías decirme que más podrías querer de alguien como yo…

Sonreí mientras caminaba a sus espaldas, con tranquilidad. Por momentos miraba a la luna, la cual era esplendorosamente grande y brillante esa noche. Ese crepúsculo tan magnifico, me hacia querer cantar a toda voz, y quizás lo hiciera, quien sabe…

Su mano pedía que le entregara la botella, así que le pase la bolsa donde la cargaba, estando aun detrás de el, y un par de minutos después de aquella acción, tome un buen trago de aire y comencé a tararear una melodía que bien me hacia pensar en esa noche, y que sin duda me encantaba, era el tipo de canciones que solía cantar en el escenario mientras toda la gente hacia un Slam abajo, con sus ovaciones, gritos, y animo que sin duda me hacían sentir importante y querida, y ese era el motivo por el que no quería que se enteraran. Ellos eran encantadores conmigo, no tenían porque saber ese secretillo.

Estaba decidida a brindarle a Tsumuru lo que sea que el me pidiera, para mi no había ningún problema, asi que solo esperaba su respuesta, mientras que de mi boca salía algo de vapor por el frio y unas hermosas notas musicales a su vez…

Cancion~:

Aunque la brisa fuera suave o el viento frío como en una montaña gélida, sabía que todo estaba a su poder, todo estaba en la palma de su mano con tan solo desearlo o pronunciarlo pues la ciudad pronto se sumiría a su control con una simple orden a la gente que trabaja para él. Pero por el momento, le divertía jugar con las autoridades que le creian por un peligroso criminal a lo cual alimentaba una leyenda que a si mismo le servía como prueba del respeto que sentían hacia él, hacia su poder, hacia su magnificencia.... era un divertido juego que terminaría por ser el ganador pero antes habría que realizar unos cuantos trabajillos para dejar el terreno limpio a su paso.

- es cierto, tu dulce voz ya es mía - decía haciendo incapie siempre en su superioridad sobre ella mientras se sonreía algo soberbio - y que todo en cuanto quiero ya me pertenece - volvía a comentar con ese tono de autoaduración, mientras sentía los pasos cercanos de ella acercarse a él para ofrecerle la botella que él mismo le pidió a trabés de la invocación de un arma que guardaba en su bolsillo para mantener mejor la botella en su manos.

Realmente la pregunta de ella era sorprendente y muy retadora, tal era verdad que ya poseía todo a su alcance como joyas, oro y de más objetos que harían mover una nación entera a su voluntad. Pero lo que no poseía era un entrenamiento algo mas físico por así decirlo que satisfacieran unas necesidades que nunca vieron la luz del día a causa del asco que sentía por el contacto de la gente pero que era una excepción esa encantadora chica.

- mmm es un interesante reto encontrar esa respuesta - decía girándose hacia ella con la botella ya abierta como por arte de magia ofreciéndole un trago - ¿pero cómo hallarla mi cantante ? - le pregunta en un cierto tono débil esta vez, aunque destacaba las ganas retadoras en aquellas palabras.

>>Viéndolo bien, hice una buena pregunta… el chico no para de decir que todo lo que hay es suyo, ¿Qué podría querer?<<

Yo esperaba una respuesta de parte de Tsumuru, con los ojos cerrados, la cabeza algo baja y una sonrisa segura en el rostro, y le seguía con las manos en los bolsillos de la chaqueta, con el mismo caminar arrastrado que el mantenía. Se podía ver claramente que yo no tenia miedo ya, solo esperaba que aquel rubio tan adorable me dijera de que manera yo podría hacerle guardar mi pequeño secreto.

Se volteo hacia mí, contestando mi pregunta con otra, yo abrí los ojos y clave mi mirada en sus ojos rojos, sonriéndole de esa forma tan propia mía. Me reí y acepte darle un sorbo al licor, así que tome la botella y después de haber sentido su esencia, bebí. Su sabor lleno mi boca, dándome una sensación increíblemente placentera; pero algo estaba claro, esa bebida no era la misma que había probado estando en el sótano, esta era aun mas fuerte, tenia un sabor exquisito, y al bajar la botella de mis labios, mis mejillas no pudieron evitar ponerse rosadas por el alcohol. Di unos cuantos pasos adelante, quedando esta vez yo delante de el, y conteste a su pregunta mientas miraba el fluido dentro del recipiente cristalino.


-Esa también es una buena cuestión, Tsumu-kuu- le asegure, dirigiendo mi mirada hacia adelante, viendo como el camino seguía siendo algo largo para llegar al burdel -Pero debo decirte que su respuesta es fácil- chasqueé la lengua y sonreí ampliamente, sin voltearle a ver, y volviendo a cerrar los ojos -Solo debes de preguntarte a ti mismo “¿Que deseo tener en este momento?”. Así de simple, cariño...

Me mantuve bien parada delante de el, quizás a un metro de distancia, sonriendo de esa manera tan altanera y segura. Y es que en realidad la respuesta me estaba causando mucha curiosidad, pero lo único que yo podía hacer, era guardar silencio y esperar tranquilamente, mientras sentía el aroma de la bebida que mantenía en mis manos.

El viento era agradable para la situación que se estaba originando entre ambos que tras recorrer algo de camino quedaron algo lejos de toda aquella hedor y inmundicia que los rodeaban a cada paso que daban como si de un vertedero se tratase. Pero para la alegría de Tsumuru y quizás de la chica, ya que antes no se veía muy afectada por aquella olor, se encontraban aún en aquel callejón oscuro y sombrío que tanto miedo pudiera representar a cualquier persona que posará un pie en aquel lugar por el miedo que infundía por el mero sonido del viento soplar por los agujeros hechos en las paredes. Sí, realmente no era un lugar indicado para ir a pasear a tan tardías horas de la noche en que cualquier cosa mala pudiera acechar en cada esquina.

Pero lejos de toda amenaza real, lo que realmente preocupaba en aquellos momentos era la decisión que pudiera tomar Tsumuru ahora que la imaginación o la inspiración no le eran muy agraciadas. Ya que escaseaba de todo aquello y la chica debía una recompensa que estaba lejos de ofrecer materialmente en comparación con todas las montañas de oro que residían en lugares ajenos de ella y a nombre del dragón que esperaba impaciente que decidir ahora que estaba en juego su futuro entretenimiento.

- ¿Una respuesta fácil? - le pregunto mirándola de reojo poco después de haberle ofrecido que tomara la botella de licor y que ella misma diera los pasos suficiente como para ponerse en frente de él y darle la espalda. Eso era peligroso si quería mantener la vida pero ahora no estaba para las intrigas personales - mmm es intrigante... si ya poseo todo lo conocido hasta ahora... quizás la respuesta sea que no poseo el futuro - contestó de una forma interrogativa, mientras se acariciaba el mentón para suavizar mejor el pensar aunque no precisamente su fuerte.

No tenía muy claro que hacer ahora que ella le estaba planteando una posesión que no era material. ¿A qué se refería exactamente? pues con un simple chasquido de dedos la podría hacer suyo en un abrir y cerrar de ojos. Pero ella se mantenía distante y juguetona, quería descubrir quizás hasta que límite podría llegar los delirios del chico en querer conseguir lo que deseaba. Era un conjunto entretenido de ideas y sucessiones que no sabría en que desembocaría todo aquello pero la curiosidad nació con Tsumuru como también en otros muchos seres vivos y sería un mal muy grave desaprovechar aquella ocasión de juego.

De repente, el chico miro algo mal enojado que le devolviera aquella botella barata, le parecía poco digno de él que un licor de ese bajo presupuesto fuera con él pero al fin de cuentas lo pidió y lo consiguió como siempre solía hacer. A lo que la tomo en mano mientras miraba curiosamente a la chica al acercarse tanto a su misma sombra - un futuro incierto a mi mal parecer - le contestó en una falsa pena mientras inclinaba el rostro para verla algo distraído en esas mejillas rosadas. Le pareció divertido que mostrará ya síntomas como aquellos - ahí tengo que darte la razón mi cantante - decía en un suspiro mientras caminaba volteando entorno a la chica - entonces si ese futuro incierto, inseguro e inexacto … ¿que garantía de recompensa me puedes ofrecer pasa sellar mis labios? -

Culmino posando las espaldas contra las de ella, queriendo apoyarse un poco mientras sonreía muy egocentrícamente hasta que seco en un silencio como único testigo el viento pasando entorno a ellos en una suave brisa ¿ Qué pasaría ahora que él chico quería algo de ella? La verdad es que las respuestas podrían ser infinitas pero hasta que una llegara, Sheena podía calmarse con la botella de vino que Tsumuru le volvía a tender a un lado.

Sin quererlo ni intencionarlo, la actitud de aquel joven se mostraba bastante dócil en comparación con los momentos anteriores entre ambos en aquel sótano. Un lugar que sirvió de encuentro entre Tsumuru y ella para una simple actuación privada a causa de la exigencia que el chico llevaba consigo para apaciguar el aburrimiento que le acosaba desde hacía ya mucho tiempo a lo que esto desapareció en escuchar aquella voz y en especial por la canción que logró cautivar la atención he incluso el interés personal del dragón en referencia por aquella chica misteriosa que apareció sin más en su camino aunque fue intencionado su encuentro.

Mientras pues pasaban los segundos en aquel callejón oscuro y frío, el tiempo parecía no moverse para ambos que discutían una cuestión económica como otras dos simples personas sin mencionar el uso de alcohol que animaba aún más el momento para que fuera a más y que no se quedará en una pequeña discursión de intereses monetarios como muchas otras veces había tomado Tsumuru en reuniones de trabajo por la adquisición de productos exóticos. Pero para esta ocasión, el producto valía mucho la pena y un no, no podía ser posible para su ambición personal.

Pero de pronto, mientras algunas estrategias rondaban la mente del chico para hacerse con tan codiciado producto. Algo le sorprendió en alta sorpresa para su entendimiento, provocando que el asombro de su rostro no pudiera borrarse por ser quizás la primera vez que aquello sucediera en su vida pues nunca antes se había atrevido a hacer tal cosa por no mencionar la repulsiva opinión que mantenía acerca del contacto directo con otras personas que no fueran de su misma posición social o de poder que él.

- no … - contestó a aquella inesperada pregunta con algo de desorientación en su rostro como si recién hubiera despertado de un sueño. Pero siendo consciente de todo lo sucedido a lo que no olvido quien era aquella chica y que quería de ella aunque aquella sucedido era casi un pecado para su orgullo - deberas aumentar mas tu oferta, pero también vigilar también tus jugadas. Nunca se sabe que se puede esperar de un desconocido - le dijo retomando poco a poco su tono superior, seguro de si mismo y de sus acciones aunque una mirada diferente se difuso entre ellos a lo que mostró algo de brillo quizás a causa de un interés algo mas propio del cuerpo.

- perdona que me vuelva filósofo ahora - le dijo sonriendo algo sarcástico mientras tomaba de la mano a la chica de una forma algo dulce y cerraba sus ojos - dicen que el amor es el mayor dolor y tormento que una persona puede llegar a experimentar en esta vida. Pero mas dolor es causa estar en soledad sin nadie alrededor quien te quiera - le decía como si le propusiera un juego a hacer, continuando prendiendola de la mano mientras acercaba su rostro en el hombro de la chica lentamente y giraba su boca para morder el pelo de ella - entonces dime.... si hayo la llamada felicidad en la soledad ¿ Me vale la pena tener algo de amor? - le pregunto en forma de susurro, jugando con ella.