El baile de Ami

Hoy era un dia algo especia,iba a bailar delante de todas estas nuevas criaturas para mi,no es que estuviera nerviosa,mas bien estaba ilusionada.El problema era que si mi hermano se enteraba de esta fiesta,posbiblemente vendria tambie.Si era asi,podria haber problemas ya que no le habia dicho aun en que trabajaba.

Mientras me preparaba empece a oir como empezaban a llegar esos seres para la fista,realmente no sabia que era lo que se celebraba,pero como era cantante y bailarina,pues si me decian que fuera pues iba sin preguntar a menos que tuviera que hacer algo en especia.

Cuando termine de vestirme me subi al escenaria,cuyo aun no estaba levantado el telon y me prepare para ponerme a bailar.El que me habia avisado dijo que la primera actuacion tenia que ser un baile sexy y que llamara mucho la atencion para que los invitados se animaran a bailar.

Despues ya podria cantar y bailar y seguir animando todos los que en este salon estaban para que bailasen y se lo pasaran bien.En el momento en el que el telon se levanto,se me pudo ver.Iba vestida casi sin ropa, llevaba un sujetador negro y una especie de falda negra casi transparente.

Espere a que empezara a la musica,colocada para empezar a bailar.Cuando la musica empezo a sonar,me puse a moverme con elegancia,pero con mucha sexualidad.Solo esperaba que si mi hermano entraba o estaba entre los presentes no hiciera nada y esperara a que la actuacion terminara.

Spoiler:

La mañana estaba siendo tranquila, ese día no tenía ningún tipo de trabajo y el día libre me lo tomaría para ir a la playa. Estaba contenta porque podría tomarmelo con relax y tomaría el sol para ponerme un poco más morena y ver si podía ligarme a algún chico en especial. Cogí la bolsa con todo y me puse debajo el bikini para salir hasta que, en la recepción, me encontré con una de las superiores que venía hacia mi. Intenté ingeniármelas para que no me viera pero fue en vano, así que fui hacia ella resoplando y maldiciéndola por dentro de mi mente.

-Hancock, necesito a una camarera en el salón ya que las bailarinas y cantantes ofrecen espectáculo hoy -me informó.

-Hoy es mi día libre, no pienso ir a hacer el idiota -la miré con seriedad.

Un rato discutiendo y al final me convenció diciéndome que luego tendría un fin de semana entero libre que en realidad trabajaba por culpa de que venían unas personas importantes de negocios. Salí a favor mía de allí, más contenta que cualquiera;subí a mi habitación y me puse el traje de maid, esta vez más provocativo ya que en los bailes se tenían que vestir más... Así las camareras, supongo que para hacer juego.

Entré y me dispuse a ir a la barra para buscar las copas y las comidas que pedían los demás mientras una chiquilla bailaba creyéndose sensual y sexy en el escenario; por suerte no había cogido ese trabajo, seguramente acabaría siendo la única ahí arriba y prefiero no meterme en problemas, al menos los primeros días.

Aun el lugar no estaba del todo lleno,pero tenia que seguir bailando para que terminaran de llenarse.Mientras bailaba de esa manera vi entrar a una de las camareras y sonrei.

Ya que si las camareras iban entrando significaba que el salon estaba por llenarse de un momento a otro.Realmente no sabia cuando tendria que parar pero me daba igual ya que adoraba cantar y bailar,despues de bailar tendria que pasarme toda la noche cantando hasta que el lugar se vaciara aunque tendria descanso.

No buscaba mucha atención de los clientes pero había uno de ellos que me había estado tirando los trastos desde que había entrado así que le di mi tarjeta con el número de teléfono y la habitación para que me esperara allí mientras yo acababa el trabajo. Suspiré resignada, si fuera mi día de fiesta habría ligado con algún chico guapo en la playa y ahora mismo me habría llevado a su caseta y estaríamos dándonos mimitos como felina que era.

Le serví una copa a una mesa que era de las últimas en desalojar y me acerqué a la barra, bebiendo un poco de whisky y observando todo el recinto, realmente me aburría estar allí y sin tener a ningún chico a disposición y que se quedara conmigo allí hasta tarde. Tomé una copa y me serví vozka con zumo de naranja para calmar un poco mis ansias de mimos.

Como de costumbre y sin diferencia alguna en los despachos de Tsumuru, las riquerzas ilegales estaban a la orden del día como único asunto especial a tratar a lo que dejaba los asuntos de los trabajadores a parte para únicamente dedicarse a cuerpo y alma en esas tareas egocéntricas de dicho personaje sentado a parte de todos. En verdad disfrutaba con infundir ese tipo de trato a sus subordinados pues les dejaba claro que trabajando horas y horas sería la única forma de salir vivo del mundo que él mismo había formado a partir de la noche y en sus oscuros tratos con el crimen organizado que jamas llegaría a afectarle si un error fuera cometido.

La seguridad irradiaba en la esencia del chico, nadie era superior ni igual a él. Por tanto no sentía miedo o envidia de los ajenos a su persona pues nunca tubo la necesidad de hacerlo ante nadie y mucho menos en los tiempos que corrían en donde el dinero era pan de cada día, un material escaso entre la gente cotidiana pero abundante en la tesorería del chico pudiendo hacer lo que le hiciera en gana. Como marchar hacia el Letal Candy para distraer su atención como fuera siempre y cuando no implicara tocar a alguien ya que sentía entre miedo y asco hacerlo.

Recepcionista: disculpe, hoy es una ocasión especial y todas las mesas estan ocupadas. Es imposible entrar si su nombre no esta en la lista

Mira, tu sola presencia es lo más desagradable de este mundo, tu irritable voz irrita mis oídos que solo merecen escuchar dulces voces....así que aras lo siguiente; escribirás ahí mi nombre, me harás una reverencia y después te marcharás a cubrirte el rostro con ácido. ¿ Esta claro?

Las palabras fueron dudas para aquel pobre chico que no hacia mas que cumplir con su trabajo pero aun fue mas duro el impacto de la bolsa de monedas de oro caer sobre la mesa. En efecto se trataba de un soborno que rápidamente ese chico supo interpretar e hizo caso a todas sus indicaciones excepto a la última que esperaba que fuera una broma aunque el rostro de Tsumuru no pareciera que fuera precisamente una inocente broma entre conocidos. Pero de todos modos, la entrada estaba libre a su decisión a lo que su paso siempre lento le llevó hacia el interior del gran salón mientras intentaba de esquivar a las personas para no tocarlas, pareciendo hasta cierto punto que estuviera jugando ante las puertas de dicho lugar.